lunes, 24 de noviembre de 2008

Su hotel necesita una organización federal

Noticia enviada por Noemí Borrego Jiménez

No sé si siguen los salones del automóvil que se celebran anualmente por el mundo. Junto a modelos preparados para su comercialización hay otros que buscan más sorprender que tener una vida en la carretera. Suelen ser los llamados prototipos, coches más o menos revolucionarios cuyas respuestas a determinados problemas de conducción se adoptan parcialmente o no se adoptan pero ayudan a desarrollar soluciones posteriormente.

Un poco así se puede ver este artículo. Una especie de idea prototipo de la que puede sacar la parte que más le convenga a su hotel… o aplicarla en su conjunto.

Y la idea es la siguiente. Puesto que un hotel está compuesto de distintos departamentos ¿por qué no permitir el funcionamiento autónomo de cada uno de ellos? Al fin y al cabo nadie mejor que los trabajadores de cada departamento para conocer sus necesidades y las de los clientes con los que tratan habitualmente.

Supongamos por un momento que el departamento de bares funcionara de una forma autónoma. Se organizaría para dar un servicio adecuado al cliente, contrataría el personal que necesitara, montaría las fiestas y eventos que creyera convenientes… En definitiva, maximizaría sus recursos.

¿Quiere esto decir que el hotel sería un reino de taifas? En absoluto. La dirección se encargaría de coordinar los distintos departamentos (no de gobernar), asignaría presupuestos tras escuchar a los directores de departamento, propondría acciones, incentivaría la colaboración y cuidaría de que se siguiera la cultura del hotel.

El poder, las tomas de decisiones se trasladarían al nivel donde se actúa, donde se mantiene un contacto directo con el cliente. Los trabajadores estarían motivados, pues verían que sus aportaciones son tenidas en cuenta.

Pero claro, habría que cambiar algunas tendencias actuales. Se debería dar auténtico valor al trabajador. El proceso de selección debería ser exhaustivo. La formación continua formaría parte importante de la gestión. La libertad de acción sería respetada. El error se reconocería como opción de mejora. El objetivo sería satisfacer al cliente y no al superior.

Claro, estamos hablando de ciencia ficción. ¡Entregar el poder! ¡Confiar en los trabajadores! ¡Ceder las riendas del negocio!

Sin duda resulta difícil de poner en marcha, pero más por barreras mentales que por barreras estructurales. Es cuestión de empezar a andar. Igual nos damos cuenta de pronto que estamos conduciendo un prototipo por una autopista y adelantando a un montón de utilitarios.




Artículo publicado en: http://www.hoteljuice.com/ el 27 de Octubre de 2008, por Juan Sobejano (http://www.hoteljuice.com/su-hotel-necesita-una-organizacion-federal).


1 comentario:

  1. Comentario realizado por Jesús Centeno Algarín

    Personalmente no compararía un hotel con el prototipo de automóvil que podemos leer en la noticia, sino con un Estado Federal ya que eso generaría seguramente mucha más polémica por las comparaciones políticas a las que se vería sometida.

    No es ninguna estupidez lo que se dice en este artículo ya que al formar grupos más pequeños de trabajo, el resultado final si es bueno repercutiría muy positivamente a cada uno de los empleados que realiza cualquiera de las funciones y si el resultado fuera negativo, este intentaría que cambiara el signo casi de cualquier modo. Pero todo esto no cabe en un sistema donde lo que prima no es realmente el servicio (que también cuenta) sino los beneficios que se obtienen.

    Es probable que se hayan hecho infinidad de estudios acerca de este tipo de cambio y sobrentiendo que los costes que asume la empresa se multiplicarían ya que como comenta la noticia, deberíamos tener personas que se dedicaran exclusivamente a sus tareas y no tener a un camarero que pudiera hacer funciones de botones ya que no entraría en su área. Otro factor que intervendría sería el coste del proceso de selección ya que harían falta grandes evaluadores con altos salarios para evaluar a grandes profesionales en sus áreas, también con grandes sueldos.

    Comentar también los problemas entre departamentos que se darían al obtener unos mayores remuneraciones por realizar trabajos que dejan mayores ingresos para el hotel, con los consiguientes enfados entre los diferentes departamentos y las dificultades que habría para dirigir todos estos hacia una misma dirección, es decir, se tendría que formar un departamento de dirección de departamentos, por lo que volveríamos a incurrir en gastos que los actuales hoteles no padecen.

    Así pues acabo resumiendo que quizás este tipo de hotel sea una buena idea para los clientes, pero no creo que convenga para los hoteles en un sistema donde lo que priman son los ingresos.

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